Hildelisa Molina, actual Coordinadora de Biblioteca de la Universidad del Alba (Udalba), Sede Antofagasta, es oriunda de Caracas, Venezuela, ya que al igual que muchos de sus compatriotas decidió emprender rumbo a Chile.

La historia de Hildelisa Molina fue destacada hace unos días por el diario El Mercurio de Antofagasta, donde ella fue entrevistada, abordando varios temas, como el crecimiento y desarrollo de su emprendimiento “Bienestar Integral”. Además, destacó pasajes de su nueva vida en Antofagasta, recuerdos de infancia y también habló sobre el movimiento migratorio.

LA ENTREVISTA 

A continuación, compartimos parte de la entrevista publicada en la edición del viernes 3 de septiembre del diario EL Mercurio de Antofagasta.

-Hildelisa, ¿dónde creció y se crió? ¿Cuáles son los mejores recuerdos de infancia?

“Nací, crecí y viví en Caracas, Venezuela. Los mejores recuerdos de infancia sin dudas son las Navidades, cuando nos reuníamos a hacer las hallacas, que es el plato navideño de Venezuela”.

-¿Cuánto tiempo lleva viviendo en Antofagasta? ¿Qué es lo que más le gusta de la ciudad?

“Ya tengo tres años viviendo en Antofagasta. Lo que más me gusta es la playa y los atardeceres, es algo que me encanta”.

-¿Cómo describiría a la gente de su ciudad natal y a la de Antofagasta? ¿Qué las caracteriza?

“La gente de mi amada Caracas es alegre, celebramos todo y le sacamos lo bueno a cada una de las cosas que nos pase en el día a día. Encuentro que los antofagastinos son relajados y sin estrés, de hecho siento que vivir cerca del mar influye mucho en el estado de ánimo, es una bendición”.

¿A qué lugar de Antofagasta le gusta ir? ¿Por qué?

“Me gusta mucho ir a la playa, porque me recuerda a las costas de Venezuela. Por momentos siento que estoy allá en mi país, todo esto sumado a lo rico que es el contacto con la naturaleza y los hermosos atardeceres. Cada una de estas cosas llenan y enriquecen el alma”.

-¿Cuénteme sobre algún pasatiempo que tenga?

“Además de ser bibliotecóloga de profesión, también soy terapeuta. Tengo un emprendimiento llamado ‘Bienestar Integral’. Ofrezco terapia, coaching, terapia regresiva, terapia revibratoria, reiki, masajes, entre otros. También realizo talleres de sabiduría femenina, para así conocer más de nuestra energía y ciclos femeninos. Durante la pandemia le agregué a ‘Bienestar integral’ el 2.0, porque me apoyé en la tecnología para poder llegar a las personas hasta sus casas, incluso de otros países”.

-La pandemia por Covid-19 ha originado varios cambios. ¿Qué ha aprendido de este complejo momento y qué aspectos de su vida se han transformado?

“En este tiempo de pandemia tuve la oportunidad de comenzar a formarme como terapeuta. Aquello me ha hecho ver la vida y a las personas de forma totalmente diferente, más natural y orgánica. El hecho de necesitar un abrazo, el contacto físico y el mirar a los ojos ha hecho que valore más mucho más la compañía, las personas y el mundo”.

-¿Qué debería mejorar Antofagasta como ciudad?

“Creo que en Antofagasta debería seguir creciendo los espacios de esparcimiento al aire libre. Es muy importante el contacto con la naturaleza y la actividad física para el crecimiento físico, mental y espiritual”.

Sabemos que es Coordinadora de Biblioteca. ¿Qué libros recomendaría? ¿Por qué?

“Pues puedo recomendar muchos, pero el que cambió la vida y me marcó fue ‘Comer, Rezar, Amar’. Lo he leído tres veces. En cada lectura he aprendido algo diferente, porque cada vez que lo hago me ha tocado vivir momentos distintos de la vida. Actualmente hay mucha literatura y muy buena para el crecimiento personal. Una lectura o un libro te puede abrir los ojos para muchas otras áreas, se pueden encontrar infinidades de respuestas. Es importante leer lo que te guste y lo que te llame. Recomiendo la lectura ampliamente, más en estos tiempos donde hemos estado en pandemia y en casa”.

 –¿Qué opina de todo el movimiento migratorio acá en Chile?

“Con respecto al movimiento migratorio, hay que dejar en claro que somos personas del mundo, no pertenecemos solamente a un territorio. El conocer y vivir otras culturas enriquece mucho. Salir de tu país es una maestría de vida. Estoy agradecida con Chile por abrirnos las puertas, y no solamente a los venezolanos. Aplaudo a todos los países que aceptan a los migrantes y a las personas que vienen de otros lugares del mundo”.

-¿En algún momento sueña con regresar a Venezuela o piensa radicarse definitivamente en Antofagasta? ¿Cuáles son sus objetivos?

“Sin dudarlo, volvería a mi país, aunque no sé si para vivir. De hecho, he aprendido que debemos ser felices donde estemos. Me gustaría siempre estar en un lugar donde se esté en contacto con la naturaleza. Todo esto sumado a seguir ofreciendo ayuda a todo aquel que la necesite, viviendo desde el amor”.