
Una jornada de alto realismo y coordinación interinstitucional se vivió recientemente en el aeródromo La Florida de La Serena, durante el desarrollo de un simulacro de accidente aéreo liderado por la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC). El ejercicio tuvo como principal objetivo evaluar la eficacia de los protocolos de respuesta ante emergencias de gran magnitud, involucrando a equipos de primera respuesta, autoridades locales y actores del ámbito académico.
La Universidad del Alba, sede La Serena, fue la única institución de educación superior presente en esta actividad, con la participación destacada de más de 150 estudiantes de las carreras de Enfermería, Kinesiología, Psicología, Medicina, Ingeniería Civil Industrial y Tecnología Médica. Los estudiantes asumieron el rol de víctimas, simulando diversas situaciones de emergencia, en un entorno diseñado para representar un evento crítico real.
También se hicieron presentes docentes y autoridades institucionales, entre ellos el vicerrector de sede La Serena, Elio Elorza, y el coordinador académico, Patricio Pinto, quienes valoraron el carácter formativo y estratégico del ejercicio. “Para nuestros estudiantes fue un gran ejercicio, un motivo importante para relevar el esfuerzo en el estudio de sus carreras, sobre todo en las del área de la salud. Fue una experiencia cercana a la realidad, con participación de policías, rescatistas y profesionales de la salud”, expresó el vicerrector.
La participación fue gestionada por el área de Vinculación con el Medio, cuya coordinación fue clave para articular esta instancia de aprendizaje experiencial con impacto directo en la comunidad regional. Gracias al trabajo conjunto con organismos públicos y servicios de emergencia, la experiencia superó el ámbito académico, potenciando el compromiso social y profesional de los estudiantes.
July Olivares, coordinadora de Vinculación con el Medio de la sede La Serena, destacó que esta experiencia fortaleció la formación práctica de los estudiantes, desarrollando habilidades esenciales y reforzando su compromiso con el entorno, en línea con la responsabilidad social universitaria.
“La actividad también reflejó el compromiso de nuestros docentes, quienes fueron clave en lograr un alto nivel de realismo durante la simulación, y contó con apoyos logísticos que facilitaron el desarrollo de la jornada, como la colaboración de Aguas Cristal, que aportó a la hidratación de los participantes. Fue una acción de alto impacto, fruto del trabajo conjunto entre estudiantes, académicos y el equipo organizador, que evidencia nuestra vocación por una formación integral y conectada con el territorio”, concluyó.
Formación con impacto
Desde la mirada estudiantil, Eggda Castillo, alumna de Medicina, comentó que “fue una buena experiencia, nunca había participado en un simulacro. Llegaron los bomberos, SAMU y Carabineros, e hicieron muy buen trabajo. Esto me permitió entender cómo funcionan no solo las instituciones de salud, sino también el rol de otras entidades en una emergencia y cómo podemos aportar como futuros profesionales”.
Por su parte, Anita Figueroa, también estudiante de Medicina, destacó el valor de asumir un rol distinto. “Participaron todos los equipos de emergencia y eso lo hizo muy realista. Estar del otro lado, como paciente, me permitió experimentar lo que ellos sienten y cómo perciben lo que ocurre a su alrededor. Fue una muy buena instancia”, enfatizó.
El director regional del Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (SENAPRED), Angelo Hernández, elogió el realismo del ejercicio y la participación de los estudiantes. “Tuvimos actores fantásticos que pusieron en aprietos a la organización del simulacro, dándole un realismo muy valioso. Muchos de esos estudiantes ocuparán en el futuro roles clave en la gestión de emergencias. Agradecemos a la universidad por estar presentes, porque no solo colaboran con el ejercicio, sino que están formando profesionales conscientes y preparados desde la experiencia”, manifestó.
El simulacro permitió activar el plan de emergencia del aeródromo, identificar fortalezas del sistema y detectar oportunidades de mejora. “Después del ejercicio realizamos una reunión de análisis con todos los actores involucrados. Esa información se entrega a la autoridad aeronáutica para ajustar lo que sea necesario y fortalecer la respuesta futura”, añadió Hernández.
Este ejercicio refuerza el compromiso de la Universidad del Alba con una formación práctica, territorial y colaborativa, preparando a sus estudiantes para enfrentar con conocimiento, sensibilidad y preparación profesional los desafíos del mundo real.