“Cómo mejorar la experiencia en el manejo de eutanasia” fue el título de la ponencia dictada por el médico veterinario Alejandro Roffo, MBA de la Universidad de Quebec, Canadá, instancia vía streaming efectuada el pasado jueves 6 de mayo.

La actividad fue organizada por la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad Pedro de Valdivia, en el marco del Ciclo de Extensión 2021, y moderada por el doctor Julián Reyes, director del Hospital Veterinario de La Serena. Además, contó con el patrocinio de la compañía canadiense Euthabag, de la que el doctor Roffo es uno de los representantes, y por la Botica Veterinaria.

Alejandro Roffo, quien expuso desde Toronto, Canadá, señaló que en los currículums de la carrera de médico veterinario generalmente no se prepara a los egresados para superar el estrés de la eutanasia, “pese a que realizamos unas 100 eutanasias de promedio al año, al menos según cálculos que hemos hecho en Canadá y Estados Unidos”.

Según Roffo, “cuando hacemos una eutanasia médicamente justificada, es porque hay un paciente que está bajo dolor crónico y no tiene alternativa de continuar con una buena calidad de vida. Entonces, ahí la eutanasia es la única alternativa para aliviar el dolor”.

En ese sentido, el médico señaló que el acto de eutanasia en sí “es una oportunidad para mostrarnos como profesionales humanos, una ocasión donde es imprescindible empatizar con la familia del animal, eso es muy importante para ellos, desde lo psicológico. Hay estudios que advierten que el 50 por ciento de las quejas hacia clínicas veterinarias son consecuencia de actos de eutanasia, ya que las personas suelen estar muy sensibles. Otras estadísticas dan cuenta de un 20 por ciento de clientes que no volverán a la misma clínica tras tener una mala experiencia de eutanasia”.

Para Raffo, es fundamental “brindar preparación, orientación a la familia; muchos cuidadores se sentirán culpables y nosotros tenemos el rol de apoyarlos, de empatizar con su dolor”. El doctor agregó que es importante también “explicar a la familia que la muerte natural no es sin dolor, puede ser acompañada de convulsiones, de vómitos constantes, y en general de mucho sufrimiento para el animal. La eutanasia significa buen morir y como veterinarios somos nosotros los primeros en sugerirla en estos casos, para evitarle esa responsabilidad al cliente, y restarle culpa”.

El doctor Roffo contestó preguntas de las y los asistentes. Una de las interrogantes se refirió a si es ético eutanasiar a un animal que aún tiene opciones de tratamiento para una buena calidad de vida, pero al que los dueños prefieren dejar morir. “Si nos negamos a una eutanasia, hay que tener en cuenta qué va a hacer la familia con ese animal. La segunda consideración a este respecto, y creo que es la mejor opción que tenemos, es ofrecerle o recomendarle a la familia un servicio de adopción. Lo mejor es contactar a organismos de voluntarios. Y seguramente la familia que va a adoptar le va a dar a esa mascota todos los cuidados que merece”, puntualizó.

Sobre la bolsa para eutanasia que comercializa la empresa Euthabag, de la que es uno de los representantes, Roffo detalló que “este producto fue creado por la doctora canadiense Celine Leheurteux porque consideraba que no era posible ocupar bolsas de basura o plásticas para ese efecto. Es un depósito para eutanasia respetuoso para el animal y a prueba de fugas, algo particularmente importante en el contexto actual donde es tan fundamental la bioseguridad”.