• Por. Rolando Molina Martínez. Dr. en Ciencias de la Educación y Académico Facultad de Educación UPV.

La nueva forma de vivenciar el mundo que ha traído la propagación del Covid-19 nos ha puesto un tremendo desafío desde el funcionamiento de las empresas, colegios, industrias, etc. La capacidad de adaptarse al medio y salir de una rutina de zona de confort  es lo que nos lleva hoy a sobrevivir. La educación es parte fundamental para el proceso de crecimiento de las sociedades y cada uno de los sujetos que componen esta, pues bien, hoy se presenta un desafío mayor desde algo tan básico como es el  distanciamiento social que sin duda influye de manera significativa en un proceso de aprendizaje, al reto de formar y educar de manera remota, a millones de niños y niñas, jóvenes y adultos para enfrentar un mundo cada vez más cambiante e incierto.

La educación en línea o el uso de aulas virtuales no es nada nuevo, hace ya más de una década que existen distintas plataformas que se presentan como alternativas al uso de aulas virtuales, sin embargo el uso de este tipo de herramientas merece de entrenamiento y acostumbramiento por parte de los usuarios, requiere además de una modernización de los equipos en el hogar y aún mucho más significativo, es saber si a nivel global todos los hogares cuentan con un equipo para llevar a cabo este tipo de educación remota. Por tanto los retos que se presentan no son menores ni para las familias ni para las instituciones educativas. 

El Covid-19 ha influido de manera firme y directa todos los sistemas educativos y la forma que estos tienen de impartir la educación, hoy en día el hogar y el sistema educativo se han transformado en un solo lugar ocasionando y dando a conocer de manera aún más visible la tremenda brecha que hoy existe en nuestro sistema educativo. No solo se vivencia el aspecto académico, sino también un aspecto social y sobre todo la brecha que existe dentro de una estratificación de tipo social, por tanto el desafío es enorme desde la equidad educativa que se puede apreciar en este nuevo paradigma remoto en cuanto a educación se trata. Más preocupante aún es la existencia de un gran porcentaje de estudiantes de familias de bajos ingresos, puesto que, fusionar la escuela y el hogar en uno solo no es tarea fácil, se pierde la entrega de alimentación adecuada y por otro lado no existe la tecnología o conectividad necesaria para el aprendizaje online.

Todo lo que está ocurriendo con todos estos cambios y la exacerbada utilización de la tecnología se puede evidenciar además que desafortunadamente las instituciones educativas que pueden ofrecer una buena experiencia académica en línea, que además cuenten con estudiantes con adecuados dispositivos electrónicos y profesores que tengan realmente las competencias para generar buenas clases virtuales, que generen y diseñen lecciones en línea de manera funcional, basada en una cultura de aprendizaje tecnológico son muy pocos, puesto que es justamente la pobre cultura que se tiene hacia lo acabadamente tecnológico, hoy se observa un exceso de tareas hacia los hogares, mediante diversas plataformas, que deja en claro que hemos vuelto hacia atrás, hemos puesto la reversa desde el constructivismo al conductismo, visto de la manera de entregar muchas tareas y recibir solo la respuesta de los estudiantes, sin tener claridad si el proceso de enseñanza aprendizaje ha sido alcanzado a cabalidad. 

En suma, debemos ir con calma intentando cubrir todas las necesidades educativas que hoy se pretende desde lo virtual cubriendo todas aquella e infinitas necesidades que pretende el sistema educativo, esto debe servir como una lección a que debemos realmente avanzar a los requerimientos del siglo XXI, y no encontrarnos desnudos dentro de una cultura tecnológica.