El Instituto de Ingenieros de Chile es una de las organizaciones gremiales más antiguas y reconocidas del país. Fundado en noviembre de 1888, desde su origen tuvo como objetivo fomentar la ciencia y el arte de la ingeniería, la enseñanza y el desarrollo del país.

Pese a su antigüedad, no ha perdido vigencia y a fines del año pasado recibió el Premio Nacional de Ingeniería, categoría institución, por parte del Colegio de Ingenieros de Chile.

Desde marzo, el Instituto de Ingenieros de Chile sumó un nuevo hito: por primera vez en sus casi 134 años, una mujer preside sus destinos: la ingeniera Silvana Cominetti Cotti-Cometti, quien además es Presidenta del Directorio de la Universidad del Alba.

“Asumí el cargo de Presidenta del Instituto de Ingenieros de Chile en la sesión de directorio de marzo recién pasado. Liderar el Instituto es un gran honor y una enorme responsabilidad, por lo que significa y por el rol que ha tenido en el desarrollo del país. Desde hace 134 años, el Instituto aporta con estudios profundos en temas extremadamente relevantes, tales como como Energía, Minería, Aguas, Ambiente, Gestión de Riesgos de Desastres, Formación de Ingenieros, Ética e Ingeniería, Seguridad y muchísimos otros ámbitos que han aportado significativamente en a la toma de decisiones y a las políticas públicas en diferentes momentos del país. Me gusta indicar que probablemente el Instituto de Ingenieros de Chile es el primer think tank de carácter técnico formado en el país que se ha preocupado de estos temas, puesto que se conforman Comisiones de Estudio en que un grupo de expertos analiza problemas y temáticas específicas, entregando propuestas de valor”, dice la también Presidenta del Directorio de nuestra casa de estudios superiores.

ELIMINANDO PREJUICIOS

-Es la primera mujer en presidir el Instituto, ¿en qué pie se encuentra el rol de la mujer en la ingeniería chilena?

“Efectivamente soy la primera mujer en tener este cargo. En varias oportunidades me ha tocado ser la primera mujer en diferentes cargos. Por ejemplo, Directora de Departamento de Ingeniería en Obras Civiles y posteriormente Vicerrectora Académica en la USACH, y otros puestos de liderazgo. Lo que yo busco es que el hecho de que sea una mujer la que ostenta el cargo no sea la noticia relevante. Es decir, debe pasar a ser lo normal. Me quedo conforme cuando tras de mí comienzan a tomar los diferentes puestos, de manera indistinta, mujeres y hombres. Como algo natural, no forzado. Efectivamente así ha ido ocurriendo y me siento muy satisfecha con ello.

-¿Hay un crecimiento en la cantidad de mujeres ingenieras en el país?

“Actualmente, en Chile hay cada vez mayor proporción de mujeres ingenieras, si bien el crecimiento no ha sido lo rápido que se quisiera. En ello han participado de manera explícita las diferentes Facultades de Ingeniería, direccionando estrategias específicas para aumentar la proporción de alumnas mujeres matriculadas en carreras de ingeniería. Hay muchas mujeres ingenieras que aportan al desarrollo del país en diferentes ámbitos. Tanto desde la academia, con destacadísimas profesoras e investigadoras, como desde la práctica profesional. Hoy en día no extraña a nadie encontrar ingenieras que lideran proyectos en la construcción, en la minería, en la administración o en muchos otros ámbitos del desarrollo productivo. Así también encontramos a muchas mujeres ingenieras que tienen roles importantes en diversas instituciones y organismos profesionales, así como en directorios de empresas. Sin embargo, aún siguen siendo pocas en proporción con los hombres, pero ello también se da porque desde la matrícula esta proporción es menor. Por ello, se destaca la importancia de la labor de las universidades, que nos permitirá ir avanzando en igualar la proporción de hombres y mujeres. Hay que ir eliminando los prejuicios en las profesiones catalogadas como “de hombres” o “de mujeres”. Estas diferencias no existen, salvo en el prejuicio”.

-¿Cómo llegó al mundo de la ingeniería? ¿Siempre tuvo claro que ese sería su camino o se dio por alguna circunstancia específica?

“Mi padre, quien llegó desde Italia en el 1949, era ingeniero civil, había estudiado en el Politécnico de Milán, una de las mejores universidades de Italia, específicamente en el ámbito de la Ingeniería. Me transmitió la belleza de la Ingeniería, al verlo trabajar en su tablero de dibujo, haciendo planos de viviendas que luego se transformaban en una realidad. Para mis padres la profesión universitaria era el camino lógico que debíamos seguir. De hecho, los cinco hermanos estudiamos en la universidad. Para mi padre, era un sueño que algún hijo estudiara ingeniería en la Universidad Técnica Federico Santa María (UTFSM). En 1972 ingresó a la UTFSM mi hermano Paolo y yo ingresé en 1973. Hubo una mezcla de admiración por la Universidad, transmitida por nuestro padre, mi gusto y facilidad por las matemáticas y la física, y también el sentir que yo ‘no podía ser menos’ que mi hermano – yo lo adoraba, era mi partner -, pero no solo por eso, sino por saber que las mujeres somos tan capaces como los hombres en todo orden de cosas”.

-Es indudable el aporte de la ingeniería chilena al desarrollo del país. Desde el punto de vista de la educación, ¿qué le gustaría mejorar en la formación de ingenieras e ingenieros?

“Creo que en muchas carreras de ingeniería hay elementos que se deben abordar. Actualmente llegan estudiantes con necesidades importantes de reforzamiento en matemáticas, física, comprensión lectora, entre otros. La universidad, al aceptar su incorporación a las carreras, adquiere el compromiso de formar a los futuros ingenieros habilitados para desempeñarse en los proyectos y en los desafíos de ingeniería, los que cada vez requieren de mayores competencias, tanto de nivel científico-técnico, como transversales, entre las que destaca de manera relevante, la ética. La ética y la ingeniería es un tema que el Instituto de Ingenieros de Chile ha abordado en su trabajo de Comisiones de Estudio. Recientemente se publicó el informe final, de gran valor para los ingenieros y profesionales en general. Otros ámbitos importantes que hay que potenciar en los estudiantes de ingeniería es la formación en tecnologías, en manejo de datos, en la búsqueda de información verdadera desechando aquella que no lo es, así como también potenciar la innovación. Por último, reconocer que toda obra de ingeniería impacta en la sociedad, y debe estar al servicio de esta. Darle sentido a la labor profesional es tremendamente importante”.

-Considerando los efectos del cambio climático, ¿cuál es el papel que debe cumplir la ingeniería en el desarrollo sostenible?

“Como ya indiqué, los proyectos de ingeniería son de alto impacto en la vida de las personas y por tanto en el desarrollo de la sociedad. Los proyectos hoy en día no pueden ser realizados sin tomar en consideración el desarrollo sostenible. Por ejemplo, hoy es inaceptable proyectar una autopista a la manera antigua, sin consideraciones ambientales, afectando el entorno, la fauna y la flora autóctonas, afectando a las personas que viven en las cercanías, con contaminación acústica, lumínica, afectando el entorno productivo, etc….  En los países desarrollados existe el concepto de autopistas modernas sustentables. Eso es lo que se debe hacer. El proyecto de ingeniería debe ser sostenible y existen mecanismos para ello. Debe también existir la voluntad política para que ello así ocurra, pues es natural que en el corto plazo estos proyectos puedan resultar más caros, pero en el mediano y largo plazo es fácil demostrar que serán de gran beneficio y menos costo para la sociedad en temas como salud, bienestar social, etc.”.

“LA UDALBA SE ESTÁ CONSOLIDANDO CON UN PROCESO EXTREMADAMENTE SERIO”

-Como Presidenta del Directorio de la Universidad del Alba, ¿cómo evalúa el actual momento de la Institución?

“Hoy la Universidad del Alba se está consolidando como una institución seria, que transmite una impronta valórica que nos representa y un sello de calidad. Hemos caminado con las dificultades del crecimiento y los cambios, a veces las piedras que hemos encontrado en el camino han sido de dimensiones mayores a las que hubiésemos deseado, pero las hemos sabido sortear, todo lo cual también nos ha marcado una impronta característica de resiliencia. En ningún momento nos hemos sentido víctimas, sino muy por el contrario, nos hemos puesto manos a la obra, con fuerza y energía, sintiéndonos capaces de afrontar todo, para seguir avanzando”.

-A su juicio, ¿cuáles son los tres principales desafíos de nuestra Universidad en el mediano plazo?

“Los desafíos son muchos, nos encanta sabernos desafiados para nuestro permanente crecimiento. Antes que nada, ahora estamos en un momento importantísimo para la institución, toda vez que estamos en el proceso de acreditación institucional. Estamos todos comprometidos con ello, recordemos que ya tenemos el 70% de nuestros estudiantes en carreras acreditadas (como es Medicina) o certificadas por agencias externas (Derecho, Odontología, Medicina Veterinaria, Psicología y Enfermería). Esto es muy potente, pues muestra nuestro compromiso con la calidad. Esperamos lograr la acreditación institucional, hoy en día nuestros indicadores han mejorado de manera relevante y estamos confiados en que el proceso que estamos llevando adelante, de manera extremadamente seria, nos llevará a buen puerto. Otro desafío es lograr un crecimiento responsable en matrículas en todas las regiones donde estamos presentes, asegurando la calidad de la docencia a todos nuestros estudiantes. Esto, tanto en matrículas de pregrado como de postgrado y educación continua. Finalmente, debemos avanzar en fortalecer la Vinculación con el Medio, la Investigación y la Internacionalización. Son todos temas en los que ya hemos dado pasos muy importantes y en los que tenemos grandes desafíos, todos ellos alcanzables, por cierto”.