COIL es un sistema de aprendizaje que conecta a estudiantes y profesores de diferentes países para debatir, intercambiar conocimientos y colaborar entre sí, pero sin verse nunca en persona: solo las plataformas audiovisuales, Moodle gratuitos (Edmodo) y What’sApp, permiten esta cercanía académica. Sus siglas vienen del inglés Collaborative Online International Learning, y si bien existía antes del Covid-19, lo cierto es que la pandemia lo situó en el podio de los métodos de enseñanza más sinérgicos y enriquecedores.

Universidad del Alba y UNAM de México se unieron para ofrecer un COIL a sus alumnos de Ingeniería en Minas y Civil Minas; e Ingeniería en Minas y Metalurgia, respectivamente. En afinidad con la política de internacionalización de nuestra casa de estudios, la docente Karol Burrows presentó el proyecto ante las autoridades del Departamento de Minas de la UNAM: “Ellos analizaron la propuesta académica y me brindaron el contacto y acercamiento con el docente interesado en la actividad y relacionado a la especialidad de Procesos Mineralúrgicos”, dice la profesora sobre esta segunda experiencia en nuestra universidad. El antecedente fue un COIL con la Universidad de San Buenaventura de Colombia en 2021.

Sobre la coordinación de la actividad, la docente Karol Burrows comenta: “Agendamos reuniones sincrónicas con el docente involucrado para explicarle la metodología y ver detalles. Ambos dividimos nuestro curso en grupos de cinco estudiantes y, después de que los relacionamos interculturalmente, se generó el listado de seleccionados por ambos países para que quedaran de una forma mixta y también, obviamente, intercultural”.

El resultado, según las respuestas del formulario de satisfacción, fue muy entretenido y enriquecedor: “Son carreras similares, porque ellos son ingenieros y metalúrgicos, tienen un nombre más completo como profesionales. En cambio nosotros somos ingenieros civiles. Ellos tienen asignaturas que son teórico-prácticas, nosotros nos desarrollamos mejor en estudios de caso científicos”.

La docente Karol Burrows, de la Escuela de Ingeniería de Universidad del Alba.

Ambos cursos –los 11 estudiantes chilenos y los 25 mexicanos– son del 7mo semestre. “Coinciden las asignaturas que el docente Huezo imparte con las que yo imparto, tenemos unidades similares, por no decir algunas casi idénticas, pero el enfoque obviamente es distinto y el grado de profundidad que se dé una asignatura versus otra, también es distinto (…) Se complementaron las miradas porque en nuestra formación (UDALBA, Chile) es de carácter teórica y la enfocamos en aspectos operacionales, la asignatura en cambio de ellos (UNAM, México) es más práctica”, comenta.

Definitivamente fue una experiencia que fue más allá de lo estrictamente académico. “Los estudiantes me comentaban que este choque cultural les impactaba, pero positivamente, porque tenían que regularse constantemente en el ‘idioma’; regulaban lo que iban a hablar al activar el micrófono. O sea, ellos trataban de pensar qué iban a expresar para que pudiera darse la conversación y que el otro país pudiera entenderlo, entonces trataban de no ocupar mucha jerga, de cierta forma eso les compromete a ampliar también el vocabulario”, explica.

El proyecto de la académica seguirá explorando el trabajo colaborativo con otros países: “Todos los módulos los presento de tres semanas; una semana de charlas magistrales e interacción con el docente, y las otras dos semanas de interacción y desarrollo de informes, porque finalmente la actividad que ellos discuten la tienen que plasmar en un producto final (en un texto). Cuando ellos logran plasmar un escrito, se nota mucho también la unión a veces forzada y en otras muy fluida, lo que también va dependiendo de la habilidad de cada grupo para poder redactar”.

José Huezo, profesor de la UNAM de México.

Al teléfono desde Ciudad de México, el profesor José Huezo hace un balance de la experiencia: “Yo lo evalúo como una actividad muy enriquecedora para mis estudiantes y para mí en lo particular también. Siempre contábamos con la total disposición tanto de la profesora como de la mayoría de los estudiantes del grupo. Y se realizó una muy buena interacción entre los estudiantes, entre la profesora y su servidor”.

Este es el primer COIL que realiza el docente Huezo y dice que tiene ganas de repetir la idea. “Estuve platicando con la profesora y el próximo semestre me gustaría realizar también un COIL y tener un poquito más de tiempo para prepararlo mejor, porque en esta ocasión estuvo muy apurado y los tiempos se nos complicaron”, cuenta.

El profesional mexicano dice que también tuvo conversaciones con sus alumnos y que la mayoría coincide en que fue algo muy satisfactorio. “A ellos nunca les había tocado desarrollar una actividad de este tipo y los vi muy motivados desde el principio,  estuvieron trabajando muy bien. De hecho se estuvieron grabando algunas interacciones que tuvieron con los estudiantes de Chile y la verdad es que les gustó mucho, incluso me preguntaron si el próximo semestre podrían desarrollar esta actividad. Les dije ‘pues si llevan materias conmigo (toman ramos), sí’”.

El académico Huezo piensa que, dentro de todo lo malo, la pandemia sirvió para fortalecer estas colaboraciones. “Cada vez estoy más convencido de que este tipo de actividades en línea son muy valiosas. Se ahorra presupuesto, también tiempos de traslados, y se puede interaccionar de una manera muy eficiente. Yo sí considero que esto es algo que llegó para quedarse”.

El estudiante mexicano Jesús Esteban Bravo también saca cuentas alegres de esta experiencia. “Fue sumamente enriquecedora para mí, para mi desarrollo profesional, digámoslo así, porque hasta este momento no había tenido la oportunidad de trabajar con personas de otro país y qué mejor que de un país tan hermoso como el de Chile. Yo tenía mucho conocimiento sobre Chile porque compartimos la misma industria minera, y fue muy enriquecedor, evalúo muy positivamente la experiencia”.

Y se detiene en la profesora de UDALBA Karol Burrows:”Es una excelente docente, una excelente profesionista, con una gran calidad humana, con gran comprensión, tiene una muy buena facilidad de palabra. Siento que tiene mucha empatía para con sus alumnos y ¡por Dios! tiene muchísima preparación en el ramo. O sea que es una persona sumamente preparada y comprometida. Me quedé admirado de ella, la verdad”.

Sebastián Galleguillos, estudiante de Ingeniería de UDALBA.

El estudiante de UDALBA Sebastián Galleguillos recuerda cómo se enteró de este COIL. “En el ramo Proceso Mineral, la profesora Karol nos comentó que se podía dar una colaboración con una de dos universidades. No teníamos muy claro cuál, pero nos dijo que podría ser con Colombia o México, dependiendo de la disponibilidad de ellos”, dice.

Al igual que su compañero de curso mexicano, solo tiene palabras positivas para el COIL: “Lo considero súper importante. Abre lazos académicos y de redes sociales un poco más cercanas con otro país. Y también  aprendimos a ceder un poquito con los compañeros de México por el cambio horario. Y eso era por la motivación que nos daba, nos conectábamos aunque fuera tarde. Ellos generalmente salían a las 7 de la tarde de la universidad, entonces para nosotros ya eran las 10 de la noche (…) Queríamos poder entregar nuestro conocimiento hacia ellos y responder preguntas, dudas, y nosotros también, a su vez, saber un poco más de ellos. De hecho, a nivel de procesos de minas, tenemos procesos similares, solamente cambian dentro de los sectores de México el tipo de mineral que tienen, y cómo se manifiesta también”.

¿Si lo recomendaría? “Claro, totalmente. Porque ahora el conocimiento te abre la posibilidad también de querer saber un poquito más de otro país o de otra universidad donde quizás el día de mañana uno también pueda convalidar algún ramo o tener ganas de estudiar afuera”.