Pensando en seguir fortaleciendo el trabajo de la Oficina de Derechos Humanos y Equidad de Género de la Universidad del Alba, a mediados de noviembre se incorporó a dicha unidad la psicóloga Susann Jiménez Lagos, titulada en la Universidad Diego Portales y con experiencia en psicoterapia familiar sistémica, en trabajo con niños, niñas y adolescentes y en psicología jurídica.

Susann Jiménez, psicóloga de la Oficina de DDHH y Equidad de Género UDALBA.

“Mis funciones en la Oficina de DDHH y Equidad de Género de UDALBA son, principalmente, atender profesionalmente a colaboradores y docentes que realicen denuncias y a las víctimas de violencia sexual, entregando atención de primera línea y supervisando el tratamiento justo de las denuncias”, explica.

Además, señala que una de sus tareas será “apoyar en la realización de talleres periódicos de formación que sensibilicen y concienticen a los funcionarios y estudiantes ante situaciones de violencia o discriminación, junto con capacitaciones al personal directivo, cuerpo docente, personal administrativo y estudiantes. La intención es promover la equidad de género y la erradicación de la violencia, coordinando todas las actividades vinculadas a temáticas de equidad de género, así como elaborar análisis institucionales en materia de género y espacios seguros, entre otros”.

– ¿Cómo resumiría el trabajo de la Oficina de DDHH y Equidad de Género UDALBA?

“La Oficina de Derechos Humanos y Equidad de Género tiene como objetivo prevenir, investigar, sancionar y erradicar situaciones de acoso, violencia de género, discriminación, entre otros, como también poder generar el espacio de protección y reparación para las víctimas. De igual forma, tiene la misión de generar ambientes seguros y una cultura educacional libre de discriminación, por lo que busca poder promover buenas prácticas de convivencia en donde se respete la inclusión, equidad de género y derechos humanos. Cabe indicar que esta oficina recibe denuncias, por lo mismo, espera ser un espacio de confianza y respeto para los estudiantes y trabajadores que deseen dar a conocer situaciones de esta naturaleza que perjudiquen su bienestar emocional”.

– ¿Cuál es su experiencia trabajando en estos temas?

“Si bien soy muy conectada con estos temas a nivel personal, profesionalmente soy psicóloga, contando con un diplomado en Violencia de Género de la Universidad de Chile, además de una formación, prácticamente finalizada, en EMDR en el Instituto EMDR Argentina (terapia de desensibilización y reprocesamiento mediante movimientos oculares), un modelo de terapia enfocado en traumas y en la reparación de la sintomatología asociada. De igual forma trabajo desde la práctica clínica independiente con el modelo ya nombrado en proyectos relacionados al fomento al empleo de mujeres en territorios urbanizados y cuento con vasta experiencia en área familiar con vulneración de derechos de niños, niñas y adolescentes, en trabajo en conjunto con sus adultos responsables y realizando mayoritariamente intervención en crisis debido a situaciones de violencia de género”.

– ¿Por qué considera que es importante avanzar, como Universidad del Alba, en políticas internas de equidad de género, inclusión y derechos humanos?

“Son temas que se vienen abordando desde hace bastante tiempo y, afortunadamente, con las nuevas generaciones se le ha dado la importancia que requieren, considerando que el respeto a los derechos humanos es la base de toda relación interpersonal. Parece obvio que debamos respetarnos mutuamente, sin embargo, queda mucho trabajo por delante para respetar la equidad de género, las disidencias o las discapacidades. A nivel de Universidad considero fundamental poder avanzar en políticas que promuevan una convivencia escolar respetuosa y sin discriminación de ningún tipo, ya que las consecuencias de estos actos violentos son muy significativas en la salud mental de las víctimas. Por eso me parece fundamental que en una Universidad existan espacios de contención, cuidado y seguridad, además de promover buenas dinámicas relacionales”.

– ¿Cuál es el aporte que se le pueden dar a estos temas desde el punto de vista de la psicología y por qué cree que es importante este aporte?

Susann Jiménez junto a la jefa de la unidad, Francisca Guajardo.

“La psicología es indispensable en muchas áreas, pero en esta en particular creo que tiene un rol fundamental porque no solo se ubica en lo preventivo y de contención, sino también en la reparación. El poder acceder a un espacio psicoterapéutico seguro es fundamental para lograr una resignificación y una reparación en la víctima. En el área de Derechos Humanos, Equidad de Género e Inclusión existe una cantidad enorme de situaciones que repercuten directamente en la salud mental de las personas, por lo que el psicólogo o psicóloga se encuentra en muchas instancias de los procesos relacionados en esta área, pueden realizar una toma de denuncia consciente y respetuosa en compañía de un abogado o abogada, una intervención en crisis, terapia propiamente tal, entre otras. Lo importante es que la víctima se sienta cómoda y segura en el espacio, ya que el vínculo terapéutico es como cualquier otro: debe generarse genuinamente, con respeto, validación y, por sobre todo, dejando de lado cualquier juzgamiento. En cuanto al aporte, además de lo ya mencionado, creo que lo bueno de la psicología en esta área es que se acopla con las otras profesiones que intervienen, por lo que ayuda a que el proceso sea mirado de manera integral y multidisciplinario, en donde cada profesional, con su área respectiva, ayude y trabaje desde su lugar de conocimiento”.

– Lo ideal es que no exista ningún caso de acoso o discriminación, pero si existieran, ¿cuál es el llamado a la comunidad UDALBA para tener confianza en utilizar los canales de la Oficina de DDHH y Equidad de Género?

“Afortunadamente, el espacio de la oficina está muy cuidado, por lo mismo, las denuncias son acogidas con mucho respeto y resguardo, justamente para que la víctima se sienta segura de poder realizar un relato tan complejo como  el acoso sexual, violencia de género y discriminación. Queremos lograr que la víctima sea escuchada con respeto y validación, para que no sienta un enjuiciamiento, como ocurre en otros espacios. La idea es prestar apoyo en todas las vertientes posibles, por lo mismo, se recibe la denuncia a fin de iniciar un proceso de investigación que pueda culminar con una justicia interna y, en caso de ser necesario, con la justicia ordinaria”.