En el año 1992 como parte del Programa de Mejoramiento de la Calidad y Equidad de la Educación (MECE), derivado de la Reforma Educacional, se genera el Proyecto Red Enlaces, con el fin de equipar tecnológicamente las unidades educativas a lo largo del país, además de capacitar a los profesores e instalar infraestructura de redes, existiendo en esa fecha Internet activa sólo en dos universidades chilenas.

El principal objetivo del proyecto fue enriquecer los programas de estudio, contando con docentes capacitados en herramientas innovadoras para la enseñanza, lo que permitiría entregar a los estudiantes iguales posibilidades para acceder a un proceso  de aprendizaje  de mejor calidad con apoyo tecnológico, sin importar la ubicación geográfica o nivel socioeconómico de las unidades escolares.

En la segunda mitad de los años noventa emerge Internet en mayor extensión y, con ello, la idea de contar con políticas públicas para reducir la brecha digital. En ese contexto, el rol que se le pidió a la escuela era justamente hacerse responsable de otorgar más oportunidades en este aspecto, lo que se manifiesta mayoritariamente en las características etarias más allá de condiciones sociales y económicas.

Este es un interesante foco de reflexión, considerando la conformación natural de las comunidades educativas, docentes y dicentes que generacionalmente se constituyen en nativos e inmigrantes digitales.

Marc Prensky describe a los nativos digitales como las nuevas generaciones que han nacido y crecido rodeados con la tecnología. Muy por el contrario, quienes debieron adoptar la tecnología en un proceso más tardío en sus vidas, fueron denominados como inmigrantes digitales.

Trasladando estos conceptos a los docentes, se les presenta el desafío de instalar nuevas formas de enseñar para atender las características propias de la actitud tecnológica de los estudiantes y, por consecuencia, asegurarles éxito en el proceso de aprendizaje.

La generación de nativos digitales, supuestamente formada en los nuevos avances de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TICs), provoca que desde su nacimiento se encuentren rodeados de computadores, videos, videojuegos, música digital, telefonía móvil y uso de Redes Sociales.

Estos aspectos, contradictoriamente en relación a la calidad de la comunicación, genera el “síndrome del huérfano digital”, según explica Marcela Momberg, afirmando que existe en lo digital, pero lejos de sus padres y docentes.

Investigaciones muestran al respecto que en estudiantes de escuelas y liceos se evidencia en mayor proporción el manejo de Redes Sociales y teléfono móvil, al igual que la búsqueda de información en Internet. Por otra parte, en una mínima proporción, los nativos digitales analizan información y crean representaciones en ambientes digitales.

Considerando lo anteriormente expuesto, es esperable que los estudiantes piensen y procesen la información de modo distinto a los inmigrantes digitales. Surge, sin embargo, la inquietud por saber si existe diferencia significativa entre ambos al enfrentar de forma adecuada la utilización de herramientas digitales, especialmente del nivel más complejo que es la participación en la educación virtual.

En el contexto educativo actual, habiendo transcurrido 28 años desde la creación de la Red Enlaces, cabe reflexionar sobre los resultados alcanzados en cuanto al real desarrollo de habilidades para el manejo de las Tecnologías de la Información y Comunicación en nuestro país.

 

 

 

María Cristina García Ramírez

Académica de la Escuela de Educación de la Universidad Pedro de Valdivia Sede Antofagasta

Profesora de Estado Universidad de Chile

Magíster en Educación