Cinco estudiantes de Fonoaudiología de la UDALBA La Serena demostraron que las personas mayores de 45 años con trastornos socioemocionales y conductuales, tienen mayor riesgo de sufrir problemas de deglución.

Además, su investigación –realizada con población de la región de Coquimbo- evidenció que la pandemia ha aumentado los riesgos de sufrir dificultades para tragar, producto de las consecuencias psicológicas y sociales que ha tenido en la población.
Las alumnas Damarys Muñoz, Claudia Julio, Vania Araneda, Roxan Ortiz y Daglin Ramírez elaboraron la tesis de pregrado “Escala de Evaluación de Fase Anticipatoria de la Deglución, STAP-30”, bajo la supervisión del profesor Gabriel González. El estudio tuvo tal nivel de repercusión, que las cinco estudiantes fueron invitadas a presentarlo en el “Primer Congreso Online de Deglución y Disfagia”, organizado por ProStim Chile y ENMx Latam.

Dicho encuentro académico, realizado en abril, contó con la validación y auspicio de distintas organizaciones gremiales, académicas y científicas de Latinoamérica, y tuvo entre los expositores a diferentes profesionales de México, Brasil, Estados Unidos, España, Nueva Zelanda y Japón, además de Chile.

El asesor temático de dicha tesis y docente de la Universidad del Alba, Gabriel González, explica que “es un orgullo y una tremenda satisfacción ver cómo el trabajo dedicado y comprometido de estas estudiantes ha tenido una recepción tan importante en el ámbito de la fonoaudiología a nivel internacional”.

“Para contextualizar la importancia de este trabajo –añade el fonoaudiólogo y docente Udalba- hay que comenzar diciendo que de forma clásica siempre se han estudiado que la deglución comienza en la boca. Cuando uno ve libros de Medicina, uno entiende que el acto de comer comienza cuando el alimento entra en boca y luego continúa
el proceso en el esófago y estómago. Sin embargo, desde 1997 hay una propuesta teórica donde se establece que el acto de comer comienza antes de la entrada del alimento a la boca. A eso se le llama ‘fase anticipatoria’. En la mayoría de los libros sobre deglución se prescinde de esta fase anticipatoria. Es decir, a pesar de que se conoce esta fase, que apunta a otros factores, más que los clásicos, hay poca literatura asociada a cómo las emociones y la conducta intervienen en la deglución”.

González añade que “al hablar de disfagia, casi siempre la referencia es el apartado motor o muscular, entonces, el aporte que hicieron nuestras estudiantes fue ordenar información a través de encuestas a personas en riesgo y considerar otros factores que van más allá de lo motor. Y eso es innovación absoluta”.

 

Vania Araneda, una de las cinco tesistas, detalla que “en términos prácticos, la deglución tiene cinco fases y la primera es la fase anticipatoria. Nuestra escala de diagnóstico de la fase anticipatoria de la deglución evalúa tres ámbitos fundamentales: el cognitivo conductual, el bioquímico y el socioemocional. El número 30 al que
hace referencia el nombre de la tesis (Stap 30) es porque nuestra escala de evaluación tiene 30 preguntas, 10 de cada ámbito, del cognitivo conductual, del bioquímico y del socioemocional”.

 

En cuanto al grupo etario considerado, se trató de una muestra con personas mayores de 65 años, y también con un segmento de personas de entre 45 a 64 años, ya que son los principales grupos de riesgo en materia de afecciones de deglución.

“A través de estas 30 preguntas pudimos evidenciar que las personas que presentaron mayores problemas de deglución eran personas con trastornos socioemocionales y conductuales. Esas personas acumularon mucho más puntaje respecto de las personas que no sufrían alteraciones emocionales”, agregó Vania Araneda.

La estudiante también apuntó que “nos pudimos dar cuenta de varios factores emocionales y nos llamó la atención que el ‘modo pandemia’ generó un alza de situaciones emocionales complejas y, como consecuencia, también un aumento de problemas de deglución”.

La muestra de las estudiantes de Fonoaudiología de Udalba La Serena consideró a 100 personas, entre mayores -45 a 64 años- y adultos mayores –sobre 65 años-, todas de comunas de la región de Coquimbo, como La Serena, Coquimbo y Vicuña.

El profesor González explicó, además, que “de forma clásica esta patología solo era considerada una dificultad motora, la dificultad para tragar cualquier elemento, líquido o sólido, dolor, molestia, dificultad para comer o imposibilidad de comerse todo el alimento, pero con esta fase anticipatoria han aparecido factores emocionales y conductuales como placer al comer… Por ejemplo, muchísimas personas comen no porque tengan hambre, sino porque es la hora de comer, porque están acostumbrados… Cuando se pierde el bienestar al comer aparece la
dificultad de tragar”.

Cabe señalar que el grupo de tesistas continuará validando el estudio con nuevos entrevistados, por lo que quien quiera obtener más información debe escribir al mail validación.stap30@gmail.com.