Tomás Ramos cursa tercer año vespertino de Derecho en Universidad del Alba, sede La Serena.

Desde los 15 años que Tomás Ramos tiene ceguera completa. A raíz de una retinitis pigmentosa, enfermedad degenerativa que afecta a los ojos, Ramos tuvo que adaptarse tempranamente a una vida sin poder ver, lo cual, admite, le provocó mucha “rabia e impotencia en un principio”.

Sin embargo, a pesar de las adversidades y dificultades que ha traído consigo esta discapacidad visual, su gran fortaleza mental y las distintas aspiraciones que han ido apareciendo a lo largo de su vida han hecho de Tomás uno de los alumnos más destacados de la carrera de Derecho en la sede La Serena de nuestra casa de estudios.

“Ha sido un proceso complejo, pero de mucho crecimiento. Con respecto a la experiencia estudiando Derecho aquí en la universidad, la verdad es que ha sido gratificante y me he sentido muy apoyado por mis compañeros y profesores”, reflexiona el futuro abogado, quien cursa tercer año en jornada vespertina, por lo que también ejerce como profesor de Historia y Geografía durante el día para sustentarse económicamente en estos desafiantes años.

—¿Qué te motivó a estudiar Derecho y cómo ha sido la experiencia?

“Ya había estudiado Derecho antes, entre 2004 y 2008, pero por temas de inmadurez y juventud no terminé la carrera en ese momento. Ahora, ya habiendo terminado Pedagogía en Historia y Geografía y generando ingresos, decidí retomar una de las deudas personales que tenía. Siempre uno debe tener aspiraciones en la vida. La aspiración y el estudio son dos factores que contribuyen bastante para continuar desarrollándome y creciendo como persona”.

—¿Cómo ha sido tu experiencia estudiando en la Universidad del Alba y cuáles fueron tus razones para elegir esta institución?

“La verdad es que ha sido gratificante, con mucha ayuda por parte de mis compañeros y, por cierto, de mis profesores. quienes son muy buenos y preparados. Además, todo lo que enseñan no solamente tiene que ver con tener buena memoria, sino que también sirve para llevar muchos conceptos importantes a la práctica, especialmente las habilidades blandas. El horario vespertino ha sido muy beneficioso para mí, considerando que también trabajo durante el día como profesor. Otras universidades no tienen la opción de estudiar de noche, por lo que este formato ha sido óptimo para mí. Aún hay una deuda con respecto al tema infraestructural, pero gracias a la ayuda de mis compañeros no he tenido grandes problemas a la hora de movilizarme alrededor de la universidad”.

—¿Bajo qué modalidad realizas las evaluaciones?

“Los profesores siempre se han mostrado dispuestos y comprometidos a la hora de evaluar, pero también se trata de justicia y adaptarme a ellos, por lo que las pruebas escritas no las realizo de forma oral, sino a través de un software especial que me ha acompañado durante todos estos años. Entonces, ellos me envían la prueba por correo, yo la desarrollo y después se las envío, lo cual hasta ahora ha resultado bastante bien”.

—¿Cómo ha sido tu relación con tus compañeros? ¿Te has sentido apoyado al respecto?

“He generado muchos lazos con compañeros y compañeras, quienes me han ayudado mucho cuando me traslado al baño o a distintos lugares de la universidad, además de relacionarme con ellos en el ámbito académico y personal. En general, me tocó un grupo muy solidario y empático, estoy muy contento con ellos y lo agradezco”.

—Con respecto a tu discapacidad visual, ¿cómo ha sido este proceso de adaptación durante estos últimos años?

“Ha sido un proceso complejo, pero de mucho crecimiento. A los cinco años mis papás se dieron cuenta de que chocaba con las puertas o tropezaba fácilmente, así que me llevaron al oftalmólogo, donde me diagnosticaron retinitis pigmentosa, una enfermedad degenerativa de los ojos y la retina. Paulatinamente fui perdiendo la vista hasta los 15 años, edad donde quedé completamente ciego. Fue una etapa muy difícil, perder la vista me provocó mucha rabia e impotencia, pero gracias a mi familia y aprovechando mis otras capacidades he podido salir adelante”.

—¿Qué pasatiempos o hobbies tienes?

“Me gusta mucho escuchar música, especialmente rock, estar al tanto de los partidos de mi querido Cobreloa o, simplemente, escuchar audiolibros para pasar la tarde, además de compartir con mi mamá y hermano durante el día, quienes son personas muy importantes en mi vida”.

—¿Qué expectativas tienes para el futuro?

“En el ámbito personal, me gustaría constituir una familia, tener hijos y sentirme pleno. Quiero seguir avanzando y creciendo en el mundo laboral, donde ojalá en un futuro pueda ejercer como profesor y abogado. Mi idea es seguir desarrollándome en todos los sentidos posibles”.