En el Congreso Internacional de Gestión Universitaria en la Universidad Federal de Santa Catarina (Brasil), el rector de la Universidad del Alba y presidente del FAP ALC-UE, Rafael Rosell Aiquel, inauguró la reunión del Rectoral Board “Diálogos de Saberes para la Paz Global” con su presentación “El papel estratégico del FAP en la integración ALC–UE”.

En el importante encuentro que reunió en Brasil a académicos y representantes de distintas instituciones, el rector planteó que la educación superior y la integración académica entre América Latina, el Caribe y la Unión Europea son fundamentales para la construcción de la democracia, cohesión social y paz duradera.

“En el actual contexto de profundas transformaciones de nuestras sociedades: cuando enfrentamos la lucha contra la pobreza, las presiones migratorias, las desigualdades y el cambio climático, la defensa de un trabajo decente, la necesidad de protección de un medioambiente amenazado, una respuesta básica y sustento de la democracia y la equidad es con educación”, expuso.

Sin embargo, también advirtió que “durante doce años de diplomacia ALC–UE, la educación superior, pilar del conocimiento, de la cultura, de la identidad, de la cooperación científica y de la formación de ciudadanía crítica, ha sido reiteradamente omitida de las declaraciones políticas birregionales por los jefes de estado y de gobierno de ambas regiones”.

A través del recorrido histórico de las Cumbres Académicas ya celebradas y del trabajo del Foro Académico Permanente ALC-UE, la autoridad académica U. del Alba argumentó que las universidades son actores esenciales para el diálogo de saberes, la cooperación, la internacionalización y la comprensión intercultural.

Por tal motivo, explicó que “la experiencia, en este sentido, de la Unión Europea es un referente. Pasar de la cooperación académica a tener un Espacio Eurolatinoamericano y Caribeño de Educación Superior o en un espacio latinoamericano y caribeño de educación superior, nos permitirá crear una cultura común, ofreciendo oportunidades a millones de jóvenes, impulsando el desarrollo y, sobre todo, generando una cultura de paz y cooperación”.

“Las universidades han sido tradicionalmente centros de pensamiento, de elaboración, transmisión y difusión del saber, y han aportado a las sociedades en que están insertas, la cultura, la ciencia y los profesionales que cada etapa histórica ha requerido. La misión de la universidad no ha cambiado, pero el desafío que enfrentamos hoy tal vez sea el más grande que se le ha presentado a las universidades desde el renacimiento y la revolución industrial”, cerró.