Señor Director:

Estamos terminando un año en que enfrentamos una de las crisis globales de mayor dimensión en la historia, desnudando nuestras debilidades y agravando las desigualdades sociales y económicas entre nuestros jóvenes. Es por ello que, en Educación Superior, el compromiso debe ser solidario, humano e inclusivo, siendo el piso básico para enfrentar esta pandemia. Frente a esta necesidad urgente, las universidades debieron adaptar sus procesos a una educación a distancia que involucra diferentes estrategias.

Una gran lección aprendida fue la necesidad de enfocarla de un modo innovador, con el objetivo de lograr una docencia de calidad que les permita a los estudiantes adquirir las competencias para su titulación. Con esto, se optimizó su aprendizaje, el que puede construirse con una educación presencial o a distancia.

Como casas de estudios a nivel nacional debemos repensar los métodos, las formas, los sistemas de enseñanza y aprendizaje. Los estudiantes requieren desarrollar, en un entorno de educación a distancia, competencias transversales como el trabajo autónomo y búsqueda de información.

Asimismo, las instituciones educativas tenemos la gran oportunidad de desarrollar estrategias para forjar aprendizaje, distintas a las utilizadas en una docencia totalmente presencial. Para estos efectos, será vital la entrega de herramientas adecuadas dirigidas al estudiante ante este nuevo escenario que nos llama a responder de forma urgente para garantizar los procesos educativos.

Fuente: La Tercera