Por Reinaldo Salazar Martínez

Mucho se ha hablado en este tiempo sobre los profesionales que en primera línea se encuentran atendiendo a los pacientes con COVID: médicos, enfermeras, TENS, entre otros; cuya labor es innegablemente necesaria. En este sentido, van surgiendo cada vez más requerimientos de estos profesionales en la medida que la pandemia avanza y los pacientes, lamentablemente, se agravan. Sin embargo, se debe considerar también, proyectando hacia el futuro, las condiciones clínicas posteriores de las personas que logren vencer la enfermedad. Y, en este sentido, los fonoaudiólogos y fonoaudiólogas serán imprescindibles para los procesos de recuperación, teniendo en cuenta variados aspectos.

En este sentido, la intubación prolongada generará en los pacientes efectos directos en su voz y en su deglución, pudiendo presentar disfagias y disfonías. Si consideramos que la alimentación es fundamental para la vida, será necesaria la rehabilitación del proceso implicado en deglutir, para asegurar la seguridad y la eficiencia. Por lo mismo, el rol de las y los fonoaudiólogos será crucial una vez que el paciente en estado grave pueda retomar su vida cotidiana. Y, por supuesto, su capacidad comunicativa implicada en la voz, por consiguiente, será un elemento clave a considerar en estos procesos de tratamiento. En este respecto, algunos establecimientos de salud ya se encuentran reclutando a profesionales de la fonoaudiología para unirse al trabajo con estos pacientes más graves. Sin embargo, el déficit es enorme, ya que siempre se piensa en la urgencia, pero no en las consecuencias de la misma, teniendo las autoridades una mirada cortoplacista de las necesidades de las personas.

Ahora bien, no solamente estos cuadros se han descrito como importantes en el proceso de recuperación de pacientes COVID. Se ha señalado que, a nivel cognitivo, el estado grave de la enfermedad puede generar dificultades atencionales, síndromes confusionales agudos y otras alteraciones a nivel cognitivo. Así, nuevamente el rol de la fonoaudióloga y del fonoaudiólogo será fundamental, si entendemos que cualquier dificultad en la cognición alterará la comunicación de la persona, entendida como un Trastorno cognitivo-comunicativo. El desafío aquí es realizar terapia cognitiva, que permita devolver aquellas funciones fundamentales de la persona, que le permitan volver a sus actividades de la vida diaria, desde la función y estructuras corporales implicadas en el fenómeno de conocer la realidad.

Por todo lo anterior, y como docente que prepara futuros colegas del área, constantemente me pregunto, ¿cuál es el desafío en la formación de los estudiantes, ligado a los tiempos posteriores de la pandemia? En primer lugar, incentivar a los y las estudiantes a desarrollar un aprendizaje autónomo, contextualizado a la realidad, adaptado a las contingencias de los tiempos y alineado con las políticas públicas. En segundo lugar, la necesidad de incorporar en la malla curricular aspectos de medicina de urgencia, ligado a la cognición, comunicación y deglución, entendiendo las necesidades actuales de salud y proyectando los escenarios futuros eventuales que podrían suceder. En tercer lugar, volver a reflotar la importancia de la reflexión ética en el quehacer profesional, donde el centro sea la humanización de la salud y las necesidades de las personas, aspecto que debe ser manejado adecuadamente por todos los miembros del equipo y, en estos días, por las autoridades. Finalmente, propender a la reflexividad personal y profesional, de la vocación de los y las estudiantes que se encuentran en formación dentro de la facultad de salud. Este es el mayor desafío, pues cuando volvamos al origen del por qué estudiamos ciencias de la salud, podremos alinear lo técnico con lo profesional y, por supuesto, con el servicio a los demás.

Finalizando, es perentorio generar una cavilación sobre el quehacer del gremio fonoaudiológico en Chile. En mi rol de vicepresidente del Colegio de Fonoaudiólogos de Chile, hemos realizado variados esfuerzos este tiempo para garantizar la incorporación de las y los fonoaudiólogos a la salud pública, donde hay mayor necesidad. Por ejemplo, se ha participado en mesas de trabajo con los ministerios de salud y educación, se han generado lineamientos para la telerehabilitación y nos encontramos comprometidos con el desarrollo de instancias de integración profesional en los diversos niveles de atención de las personas. Esto, ¿por qué? En tiempos que cambian y que requieren de nuestra adaptación, la coordinación gremial-profesional-estudiantil se ha vuelto relevante. Cuando surge la necesidad de profesionales, por ejemplo, en este caso el COVID, el desafío se inicia en reconocer desde el gremio las áreas de trabajo, para que se incorporen nuevos expertos y que la experiencia surgida desde allí permee hacia la formación de los futuros profesionales. Mirar la profesión fonoaudiológica desde estas tres aristas, me hace comprender de mejor manera el fenómeno de la comunicación y deglución humana, siempre pensando en las necesidades futuras de la población con la que trabajamos.

Reinaldo Salazar Martínez
Fonoaudiólogo, Docente Escuela Fonoaudiología UPV
Vicepresidente COLFONO – Chile

 

Fuente:  Publicado en Bionoticias.