El inicio de 2024 es intenso en la Universidad del Alba. Además de las múltiples tareas de planificación, coordinación y del trabajo habitual para cada inicio de año académico, esta vez nuestra casa de estudios suma un desafío superior: alcanzar la certificación que otorga la Agencia para el Aseguramiento de la Calidad, AQAS por su sigla en inglés (Agency for Quality Assurance). El proceso iniciado en 2023 junto a la organización alemana debería dar sus primeros frutos en el segundo semestre de este año y para el rector Rafael Rosell Aiquel sus resultados podrían provocar “un gran impulso para la universidad en nuestra senda hacia la excelencia académica”.

En medio de este escenario de múltiples compromisos, el académico y principal autoridad de UDALBA se dio unos minutos para transmitir a la comunidad universitaria su mirada respecto al avance de esta certificación, así como de los desafíos más importantes para nuestra institución.

– Rector, ¿cuán importante son los procesos de aseguramiento de la calidad para la Universidad del Alba?

“Desde que iniciamos nuestro trabajo, una de las principales prioridades que nos impusimos fue la del aseguramiento de la calidad de la educación que entregamos. Eso nos permite dar muchas seguridades, tanto a nuestros estudiantes, garantizándoles que están en una universidad que efectivamente va a producir un impacto positivo en ellos, así como a nuestro propio cuerpo docente y administrativo.

Sin ir más lejos, cada una de nuestras unidades administrativas están siendo certificadas o recertificadas por la ISO 9001, lo que es tremendamente importante desde la perspectiva de los procesos internos.

En cuanto al aseguramiento de nuestra calidad docente, nos hemos sometido permanentemente al análisis de instituciones externas, en varios niveles. Primero, dentro del marco obligatorio o normativo, el 22 de marzo del año recién pasado la Comisión Nacional de Acreditación, la CNA, certificó la calidad de nuestra universidad hasta el año 2026. Eso fue sin duda fruto de un tremendo trabajo y esfuerzo de toda la comunidad UDALBA.

Paralelamente hemos ido trabajando la certificación de las demás carreras de la universidad. Sin ir más lejos, ya hemos recibido los informes de las últimas cuatro carreras que nos quedaban pendientes y esperamos que muy pronto tengamos las certificaciones de calidad correspondientes. Hoy el 75 por ciento de nuestros estudiantes están en carreras certificadas y esperamos que, para el mes de marzo, luego de que la institución externa se pronuncie, sea cerca casi el 100 por ciento.

Es acá cuando hemos dicho, como universidad, que queremos subir aún más la vara y medirnos también a nivel internacional”.

– ¿Tiene que ver con lo que señalaba respecto a profundizar en el desafío de entregar seguridades a la comunidad de la universidad?

“Así es, porque cada vez que avanzamos en la certificación de nuestras capacidades, le entregamos más seguridad a nuestros estudiantes, seguridad a los padres también, que han confiado en nuestra universidad, y por cierto a nuestros docentes, de saber que están trabajando en una universidad que busca permanentemente avanzar en su mejora continua, más aún en estos tiempos en que la irrupción de la inteligencia artificial o las redes sociales aparecen como nuevos elementos que pueden hacer ruido desde la perspectiva docente y en que hay que incorporar estos métodos a la forma que tenemos de enseñar”.

– ¿Cómo se plasma en el trabajo de la universidad esta búsqueda de proyectarla internacionalmente?

“Lo hacemos con desafíos concretos. Estamos certificándonos internacionalmente por la agencia AQAS, una agencia alemana que tiene como tarea evaluarnos en ocho parámetros, siete de ellos desde la perspectiva académica, con el objeto de asegurar también desde la mirada externa nuestra calidad.

No sólo como rector, sino que también como presidente del Foro Académico Permanente América Latina y el Caribe – Unión Europea, creo que uno de los pasos importantes con el objeto de tener una mayor relación con las universidades europeas y poder presentarnos al mismo nivel que ellas tienen, implica además un desarrollo mayor del intercambio, de trabajar proyectos en conjunto y de desarrollar carreras que pueden darse complementariamente tanto por parte de esas instituciones, como por la Universidad del Alba, en nuestro caso”.

– A su juicio, ¿qué es lo más relevante de este proceso de acreditación internacional para nuestra comunidad UDALBA?

“Lo más significativo del hecho de que una agencia internacional, alemana, certifique la calidad de la enseñanza de la Universidad del Alba, es que fortalece nuestra proyección tanto a nivel local como internacional. Lo decía recién, a propósito de ponernos al mismo nivel de universidades europeas, los fenómenos de cambio que está experimentando la educación son mucho más veloces que lo que veíamos hace algunos años y en ese sentido, el ponernos en un pie de igualdad frente a esas instituciones, nos permite ser parte de esos cambios y no meros observadores.

Por ejemplo, sabemos que hoy muchos están trabajando en la idea de “una” universidad europea, una estructura que va a ser muy similar en cada uno de los países que integran Europa. Y ahí lo importante es estar a la par con ellos.

También pasa lo mismo con el gran tema del Erasmus +, el programa de la Comisión Europea que promueve y financia la movilidad o intercambio de estudiantes y profesores dentro y fuera de la Unión Europea. Nosotros tenemos que estar a la altura de esos desafíos para poder entrar en proyectos futuros, con la tranquilidad necesaria de nuestros socios europeos”.

– ¿Cómo podrían impactar estos avances en procesos de acreditación internacional en la certificación de calidad a nivel nacional?

“Son procesos complementarios, que se potencian. Este trabajo que estamos haciendo ahora con la agencia internacional AQAS deberá sernos útil también para nuestra próxima evaluación, el año 2026, con el Consejo Nacional de Acreditación. Lo que esperamos es que todo este potencial que nosotros podamos obtener del trabajo con AQAS y todas las mejoras que podríamos generar con el informe que realiza esta instancia internacional impacten beneficiosamente en nuestra acreditación nacional.

Es cierto que elevar nuestras exigencias de acreditación a instancias que van más allá de lo que establece la norma es complejo y demanda mucho esfuerzo por parte de nuestros equipos, pero ahí surge una respuesta clara ante la legítima pregunta de por qué hacemos esto… Lo hacemos por nuestros estudiantes.

Siempre hemos señalado que hay muchos jóvenes en el sistema universitario que, por el mismo hecho de haber estudiado en un establecimiento de baja calidad o de bajo rendimiento académico, no han tenido una adecuada formación. Eso implica que nosotros tenemos que asegurarle a cada uno de ellos que tendrá, cuando sale o egrese de nuestras aulas, un nivel profesional y de calidad igual o mejor que cualquier otra universidad del país. Eso es lo primero y lo más fundamental”.

– ¿Cómo sueña a la Universidad del Alba del futuro, en este camino de crecimiento en calidad?

“Vamos a seguir creciendo en el aseguramiento financiero de la universidad, en infraestructura y esperamos que el 2026 logremos una acreditación avanzada. Estamos siguiendo un camino muy arduo justamente para conseguirlo, esforzándonos día a día, porque sabemos también que ya no queda mucho para llegar a ese momento.

Debemos seguir profundizando en una mirada de una misión inclusiva pero selectiva, como tenemos hasta ahora, abrir nuestros brazos y no negar a ningún estudiante, siendo capaz, el ingreso a nuestra universidad, ya sea por condiciones económicas o porque provenga de algún establecimiento que no ha tenido la suficiente calidad en la educación que se les ha entregado. Seguiremos asumiendo esa responsabilidad, que para nosotros es una responsabilidad del Estado que no asume, y nos vemos dentro de la necesidad de subsidiarla en esta mirada como universidad privada que somos”.

– Por último, ¿qué mensaje le envía a la comunidad UDALBA de cara a este tremendo desafío?

“A la comunidad de la Universidad del Alba quiero invitarla a seguir soñando para poder ser mejores, porque sin sueño no hay esperanza. Tenemos que seguir soñando en ese proyecto solidario, inclusivo, pero fundamentalmente humano, un valor que como sociedad hemos perdido lamentablemente en muchos aspectos y que tenemos que rescatar.

Sigamos soñando una gran universidad, con la fuerza que tiene el pensar que estamos dando, colaborando con los jóvenes para que construyan un Chile mejor, más sano y, fundamentalmente, como acabo de decir, más humano”.